Durante mi viaje a Cajamarca conocí un ingrediente que -pese a ser poco conocido- es usado durante años en los helados que siempre consumimos en la ciudad: la goma de tara. El árbol de tara (como el que aparece en esta fotografía que tomé con mi celular) se encuentra principalmente en Cajamarca y Ayacucho, y se emplea para fines medicinales y alimenticios. El negocio de la producción de helados de tara mantiene al pueblo de San Marcos.
Este año, debido a las variaciones en el clima, una gran plaga atacó el primer florecimiento de este árbol. El resultado: una deficiente cosecha. Para enfrentar estas manifestaciones propias del cambio climático, la Asociación de Productores de tara de San Marcos, apoyados por la GIZ, ha comenzado un programa de manejo de este árbol, que incluye limpieza, poda y mantenimiento de las plantaciones. Además, se está realizando un mejor manejo del agua que viene de la cabecera de cuenca. Esto posibilita que, ahora se pueda cosechar hasta cuatro veces más por año.
Este es otro ejemplo más de cómo la organización social puede desembocar en técnicas prácticas de adaptación al cambio climático.

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