Ha navegado por el mar Pacífico, Atlántico, Índico y Mediterráneo. “Me faltan los Árticos, principalmente”, comenta. Pero, a pesar de su experiencia, confiesa que sus “historias con el mar son medio creepy, como para ‘morirse de miedo’ y no contarlas”. Entre ellas, se puede mencionar algunas apariciones cercanas de tiburones, iguanas marinas o malaguas gigantes, así como navegaciones nocturnas en aguas muy movidas, donde ni siquiera llegas a ver la orilla de alguna isla cercana.

Aunque, en su caso, no se podría afirmar que “en el mar la vida es más sabrosa”, Juan Carlos Riveros es un apasionado de las aguas saladas. Es biólogo y ha llevado una Maestría en Conservación de Recursos Forestales, y, actualmente, trabaja como director científico de Oceana en Perú, la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a proteger los océanos del mundo. “El mar es un ecosistema que, por su naturaleza, regula el clima del planeta, y es muy importante en términos de captura de CO2 y liberación de oxígeno. Un mar bien manejado puede dar un montón de alimento y oportunidades para la gente”, afirma con convicción.

Hoy, 29 de septiembre, se celebra el Día Mundial de los Mares y la Riqueza Pesquera Peruana. En este contexto, conversamos con Juan Carlos sobre el estado de nuestra biodiversidad y recursos marinos.

Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana en Perú

Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana en Perú

Se dice que el Perú tiene el mar más rico y productivo del mundo, ¿es cierto?
En realidad, no es el más productivo del mundo, aunque eso es parte de lo que nos enseñan en el colegio. Los más productivos son los que están cerca a los polos, donde hay una combinación de nutrientes, calidad del agua y flujo de las corrientes. Aunque el nuestro no es el más grande ni el más importante, tenemos un mar muy rico, con una gran variedad de especies. Sin embargo, tenemos 3 o 4 especies que son muy predominantes -como la anchoveta y la pota- y, aunque son poco atractivas para ir directamente al plato, son la base de alimentos para peces o animales que sí forman parte de nuestro consumo humano. A nivel global, el Perú ha disminuido en el ranking de pesquerías importantes: durante la década del setenta, hemos sido la primera; y, luego de eso, hemos estado peleando el segundo y tercer puesto, principalmente por la producción de anchoveta.

¿A qué se debe esta disminución?
A una combinación de dos factores: por un lado, estamos en una fase de mucha alteración climática y hemos tenido una serie de eventos, más o menos, fuertes de El Niño, por lo que no es muy fácil predecir la productividad de la pesca; por otro lado, está el tema de la sobrepesca: la talla de los pescados que llegan a los mercados son mucho menores de lo que eran antes y, en general, hay una preponderancia a comernos todo lo que sale del mar, sin dejar el tiempo para que las especies se reproduzcan o que las poblaciones se regeneren.

Mencionaste el tema de la sobrepesca, sin embargo, la legislación peruana no incluye este concepto.
La legislación peruana es, ahora, inconvenientemente escasa respecto a este tema. La versión anterior de la Ley General de Pesca sí incluía el concepto y tenemos ejemplos de países próximos, como Ecuador y Chile, que lo manejan perfectamente y, sin vergüenza, te dicen “tenemos sobrepesca de tales y tales recursos”. Por otro lado, respecto a las cuotas de pesca, en algunos casos se dice que hemos pescado X cantidad legalmente, pero en la práctica -entre el descarte, la captura incidental y la ilegal- se pesca un 30% más que no está contabilizado.

Las temporadas de pesca en el Perú son también un tema sobre el que se debate mucho. Recientemente, se estuvo hablando del caso de las anchovetas.
Dentro de todo, la anchoveta es un recurso que se maneja relativamente bien porque tiene cuota, periodo, monitoreo y control a lo largo de todo el proceso. Aunque tiene cosas por mejorar, se maneja bastante bien; sin embargo, hay otras especies, como en el caso de los tiburones, donde falta muchísimo control, legislación, políticas públicas, monitoreo y datos de tallas mínimas. Los pescadores se dedican a sacar pescado del mar y si nadie les dice qué deben hacer y cómo, así como qué vender, a quién y por qué, van a generar un tráfico que, aunque puede ser legal, se realiza de manera informal y no es adecuado para el manejo de las especies.

¿El principal peligro para nuestras especies es causado por la sobrepesca?
Hay una combinación. Para los peces de mar afuera, el principal problema es la sobrepesca, en la cual tienen un rol la pesca industrial, la pesca de altura y la pesca de otros países, que, aunque trabajan fuera de aguas territoriales, pescan especies transzonales, que van y vienen fuera de las 200 millas. Por otro lado, los peces que están más próximos a la costa -en las primeras 4 o 5 millas- y que son objeto de la pesca artesanal, enfrentan el problema de la contaminación, ya sea porque reciben agua de las principales ciudades (que, en gran parte, no ha sido tratada para ser liberada) y de las bocas de los ríos (que arrastran desde metales pesados hasta pesticidas, que vienen de la actividad agrícola), así como todo lo ocasionado por los plásticos, que es uno de los más complicados porque no se degrada, sino que se ‘microparticulariza’ y, eventualmente, entra en el ciclo digestivo de estos animales y, en algunos casos, en los tejidos. El otro tema que es importante, sobre todo en el norte, es el petróleo, que, en el proceso de perforación, genera una serie procesos contaminantes que no se está mirando con detenimiento.

Este año, varias organizaciones sumaron esfuerzos para impulsar que el Mar Pacífico Tropical se convierta en una zona reservada. ¿Qué opinas?
Es completamente necesario, sobre todo desde el punto de vista biológico. Necesitamos áreas protegidas en el norte, no solo para cuidar 5 lobos marinos y 3 pingüinos sino para conservar sus recursos pesqueros. Un área marina te permite mantener muestras representativas de hábitats y procesos ecológicos, así como liberar al área de presiones innecesarias, como la pesca de arrastre o la explotación minera. Hay actividades económicas compatibles con esto y que se beneficiarían tremendamente con tener áreas protegidas marinas, como la pesca artesanal y el turismo. El hecho de que no se cree por presión de una compañía petrolera me parece absurdo. Que un país esté supeditado a los caprichos de un actor privado y en una situación de ‘tira y afloja’ me parece raro, y hasta contraproducente.

Foto: Pacifico Adventures

Foto: Pacifico Adventures

¿Qué otro tema, vinculado al mar peruano, te preocupa en estos momentos?
Algo raro que está sucediendo es que estemos importando pescado para consumo humano, como perico, jurel, basa, tilapia y carpa. ¿En qué momento los peruanos hemos perdido la capacidad de distinguir a los peces? Me acuerdo claramente una época en la que, cuando te traían un plato, podías distinguir si te habían servido lenguado o corvina. Hoy te dan pescado y no sabes qué estás comiendo. Antes, ibas al mercado, le tocabas el ojo al pescado y veías si estaba fresco, te lo descamaban… Ahora, hemos perdido eso; cuando vas a comprar pescado, te dan algo que puede ser cualquier cosa y no sabes qué es, la textura ya no es la misma porque está congelado, no está fresco.

Llama la atención que, muchas veces, el pescado importado sea más barato.
Desgraciadamente, sí, pero, en realidad, no sabes qué ha pasado en el camino con él. Muchos de esos pescados, sobre todo los provenientes de la acuicultura y de Asia, tienen muchos antibióticos y muchas sustancias químicas para que crezcan más rápido y sean más firmes durante el transporte. Acá, nuestra acuicultura es todavía orgánica. Otro tema rarísimo que está sucediendo está vinculado al precio del pescado. ¿Cómo un pescado que cuesta 3 soles el kilo en el muelle, puede llegar a costar 60 en restaurante ficho? Obviamente, un restaurante incurre en muchos gastos, pero hay un tema serio en cuanto al valor real del pescado, desde el momento que sale hasta que llega a la mesa. ¿En qué momento dejamos de percibir el valor de las cosas asociadas a su origen o a cómo se obtuvieron? Pagarle 3 soles el kilo a un pescador que se queda 40 días en el mar me parece una infamia. Si le estoy pagando 60 al dueño de la cebichería, ¿por qué no llega más dinero al pescador? Hay un tema de justicia en este tema, los pescadores tienen una vida bien arriesgada, con una serie de problemas sociales y de percepción.

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