Saliendo de Santa Cruz, camino a Cochabamba, nos encontramos con una franja de bosque nublado que tiene la función de condensar toda la humedad que sube con el calor y convertirla en lluvia. Este bosque sigue funcionando como generador natural de agua porque no ha sido intervenido y desforestado aun, pero en la Amazonía son estas zonas las que más peligro corren. Lo irónico es que un gran porcentaje de la lluvia que este bosque produce se va para el Chaparre, donde es utilizado principalmente para cultivos de coca. Es muy interesante lo rápido que este ecosistema se va convirtiendo en pampas al avanzar, pues luego de 40 minutos por tierra ya nos encontrábamos con un paisaje. Aquí los campos de quinua volvieron a aparecer.

Comments

comments