La mayoría de familias se preparan para recibir las fiestas navideñas con un gran banquete. Conservas, carnes, menestras y bebidas son adquiridas en manera desmedida. Pero al final, todos los alimentos que sobran se desechan sin saber que existe un impacto en el planeta: en el mundo se desperdician alrededor de 1,3 millones de toneladas de productos comestibles al año.

Como sabemos, la cantidad de agua y energía que se emplean para producir nuestros alimentos son muy grandes  y las consecuencias en el medio ambiente están relacionadas al mal consumo. Estos datos que nos da la FAO son más que contundentes:

  • La huella de carbono del desperdicio de alimentos se estima en 3,3 millones de toneladas equivalentes de CO2 de los gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año.
  • El volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierde o se desperdicia (250km3) es equivalente al flujo anual del río Volga de Rusia, o tres veces el volumen del lago de Ginebra.
  • Un bajo porcentaje de todo el desperdicio de alimentos se convierte en abono. La comida muchas veces termina en los vertederos  y representa una gran parte de los residuos sólidos urbanos.
  • El compostaje doméstico puede desviar hasta 150 kg de residuos de alimentos por familia al año de las autoridades locales de recolección.
  • Las regiones en desarrollo sufren más pérdidas de alimentos durante la producción agrícola, mientras que las regiones de medianos y altos ingresos, el desperdicio de alimentos a nivel minorista y el consumidor tiende a ser mayor.

La basura y el consumo inconsciente es un ciclo interminable y aumenta sobre todo en estas fechas. Para evitarlo, te dejamos algunos consejos para disminuir la cantidad de residuos que generas antes, durante y después de la esperada cena navideña:

  • Si vas a hacer tu propia cena navideña y de Año Nuevo, planea con anticipación los productos que necesitarás para prepararla, para cuántas personas y cuántos días.
  • Si conoces a alguien que está preparando la cena, participa en el planeamiento y haz propuestas para que considere la cantidad de personas que estarán presentes. También puedes pensar en el futuro de los residuos. Es una buena oportunidad para empezar a hacer compost.
  • Durante la cena y cuando todo esté servido en fuentes u ollas, no te sirvas cantidades exageradas en el plato. Cuando están en otras fuentes, puedes conservar lo que no comiste en un refrigerador.
  • No olvides que todos los envases de vidrio son completamente reciclables. Agrúpalos en un lugar en tu casa para depositarlos en puntos de acopio o coordinar con el reciclador que trabaja por tu barrio para entregárselos.
  • Si después de planear tu cena quedó comida, no la tires a la basura. Considera consumirla. Puedes empezar con lo más propenso a fermentar, como el puré de manzana.
  • Siempre habrá sobras. Puedes envolverlas y enviarlas a algunos invitados o, finalmente, depositarlas en un punto de acopio de comida orgánica. Esta debería ser la última de tus opciones.

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