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Tres inquietantes records marcaron el año 2012: la pérdida de hielo en el Ártico, el aumento de nivel de los océanos y los altos niveles de CO2 alcanzados por los gases de efecto invernadero.

Informes como “State of Climate” (“Estado del Clima”) e instituciones como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos coinciden en que las temperaturas alcanzadas el año pasado ubican al año 2012 entre los 10 más calurosos (desde que se tiene registro). Y que todo parece apuntar a que seguirán subiendo.

Una de las consecuencias del derretimiento de los glaciares en las zonas polares es el aumento del nivel del mar. Este subió 3,5 centímetros por encima del promedio entre los años 1993-2010. Respecto al derretimiento del hielo, en Groenlandia, hasta el momento, se ha visto afectado el 97% del total.

Con respecto a las emisiones de dióxido de carbono, estas alcanzaron 400 partes por millón en siete de los 13 lugares de observación del Ártico, según el informe. Es decir, 120 partes por millón más que en la Revolución Industrial.

Los organismos marinos también se ven afectados. El calentamiento de las aguas del océano ha obligado a ciertas especies a avanzar progresivamente hacia los polos, en busca de un habitad más frío. El ritmo de avance estimado es de 72 km cada diez años, un avance más rápido que el de las especies terrestres.

Los resultados de estos informes nos ponen en alerta de las consecuencias de la contaminación en la temperatura global, en particular en la de los polos. Tanto las autoridades como los ciudadanos alrededor del mundo deberíamos estar preparados para afrontar estas consecuencias.

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