La irregularidad entre crecientes y vaciantes de los ríos es la principal manifestación del cambio climático en la Amazonía. Este fenómeno trae consecuencias en los ciclos reproductivos de los peces, que conforman la dieta primordial de las poblaciones que viven en esta zona. Actualmente, los grupos poblados se encuentran adaptándose a este problema, pero surge la necesidad de elaborar un plan más integral, como el que se discutió en Quito.

En un taller llevado a cabo en la capital ecuatoriana, se reunieron los delegados de 8 países que comparten la selva amazónica (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela) para planear un estudio que mide los efectos del cambio climático en esta cuenca.

Para la aplicación de este proyecto, se cuenta con una inversión de 7 millones de dólares del Fondo Global para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), que entre otros cuenta con socios como a la Organización de Naciones Unidas y al Banco Mundial. El plan prevé un “estudio piloto” sobre los posibles efectos del cambio climático en la Amazonía y recogerá información sobre los asentamientos humanos, leyes y procesos constitucionales que afectan a esta área.

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