La costa limeña es cada vez menos un espacio ideal para las aves. Según Fernando Angulo, reconocido ornitólogo peruano y reciente ganador del Premio para la Conservación Carlos Ponce del Prado, el desorden y contaminación de nuestra ciudad afecta a todas las aves que migran a la ciudad, pero, sobre todo, a las que se encuentran en las orillas del mar.

“La expansión urbana en las playas -principalmente, en las orillas- no permite que las aves puedan alimentarse con tranquilidad”, dice el experto, quien ha visto cómo cientos de playas que solían ser deshabitadas ahora son recorridas a caballo, moto y carro, así como ocupadas por bañistas acompañados de sus perros, que dificultan el libre tránsito de aves.

La mayoría de aves migratorias en Lima son las boreales -explica Angulo- y las podemos encontrar en las lagunas costeras, como los Pantanos de Villa, y en las orillas del mar; por ello, es muy importante respetar su hábitat, pues, al destruirlo, las ponemos en situación de vulnerabilidad. “Los árboles dan refugio y alimentos a las aves, por lo que su tala disminuye el sitio disponible para ellas. Es imprescindible cuidar los humedales y las lagunas en Lima”, dice.

Asimismo, el ornitólogo señala que, si bien estos animales no han dejado de migrar a la capital, más de 15 especies de aves en estado silvestre se encuentran en peligro de extinción en el país. Según detalla, esto se debe a la combinación de dos razones: “persecución directa y destrucción de hábitat”.

Aves de ciudad

Antiguamente, Lima era un arenal que concentraba muchas especies de aves -como Huerequeques, Lechuzas de los arenales, Pamperos, Chotacabras, entre otras-. Hoy, es una gran ciudad llena de gente, con algunos parques y áreas verdes, que reúne no solo especies nativas sino también aves adaptadas a estos nuevos hábitats, aunque no pertenezcan aquí. Entre ellas, explica Angulo, se encuentran el Botón de Oro, Violinista, Gavilán Acanelado, etc., que se han adaptado perfectamente a nuestra capital.

Ángel Chavez

Aunque se creía que formar espejos de agua en los parques de la ciudad podía servir para fomentar la migración de nuestras especies nativas, Angulo señala que no es una solución efectiva, pues la mayoría de jardines son espacios reducidos que no llegan a medir ni una cuadra.

“Una laguna pequeña como la de El Olivar en San Isidro, por ejemplo, no tendría efecto. La verdadera solución pasa por respetar aquellos sitos donde las aves aun puedan estar tranquilas y estos son las áreas protegidas, como los Pantanos de Villa o los Humedales de Ventanilla”, finaliza.

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Espejos de Agua en Miraflores/Cambia.pe

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(Foto referencial: Fernando Angulo – Flickr)

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