bruselas

José Manuel Barroso, presidente ejecutivo de la Unión Europea y Connie Hedegaard, comisaria europea de Acción por el Clima.
Foto: Olivier Hoslet/European Presse-Photo Agency

A lo largo de los años, Europa ha tratado de establecer estándares mundiales que regulen el cambio climático. Ha creado reglas para disminuir las emisiones, obligado a hacer mayor uso de energías renovables y sacrificado cierto crecimiento económico para salvar el planeta. Pero, hoy en día,  sus esfuerzos parecen verse influidos por la economía.

Altos costos de energía, decreciente competencia industrial y un pensamiento económico pesimista ha permanecido en las cabeza de los políticos y ha permitido que crezcan los esfuerzos por regular el clima.

No obstante, el miércoles 22 de enero, en Bruselas, la Unión Europea propuso reemplazar los compromisos nacionales, relacionados a la generación de energías renovables para el 2020, a compromisos en conjunto como bloque europeo. Un objetivo mucho más difícil de cumplir y controlar. Asimismo se decidió descartar las leyes en materia de seguridad y daños del medio ambiente mientras se extraiga gas de esquisto mediante el proceso de perforación fracking.

Europa sigue con el objetivo de reducir en 40%  las emisiones de carbono para el 2030, duplicando el objetivo actual de 20 por ciento en 2020. Frente a este reto, las autoridades dijeron que era complicado que 28 países compartan una misma política.

«Va a requerir mucho esfuerzo de Europa», dijo Connie Hedegaard, comisaria europea de Acción por el Clima. «Si las otras grandes economías seguirían nuestro ejemplo, el mundo sería un lugar mejor».

Estas propuestas fueron vistas como negativas para grupos ambientalistas porque evidenciaron de que la economía comienza a influir en los debates climáticos. Un hecho que antes no se veía. El grupo ambientalista “Amigos de la Tierra”, describió las propuestas como «totalmente inadecuadas» y «fuera de lo que la ciencia climática dice que debemos hacer en Europa para evitar una catástrofe climática».

En el aspecto positivo, esta decisión demuestra que el debate sobre la energía y el clima se está reproduciendo en toda Europa. Refleja que se están realizando compensaciones similares en todo el mundo y que se busca reparar los problemas económicos de hoy para abordar los problemas ambientales del mañana.

No obstante, la respuesta política frente al cambio climático no es consecuente con las frecuentes advertencias de los científicos sobre los efectos devastadores del aumento de las concentraciones de dióxido de carbono y otros contaminantes de calentamiento global de la atmósfera.

Lee más sobre el tema: http://www.nytimes.com

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